¿Alguna vez te has preguntado qué secretos podrías estar guardando? No estás solo. Todos tenemos cosas que mantenemos ocultas, sean buenas o malas. Pero, ¿alguna vez has considerado cómo esos secretos podrían estar afectando tu vida?
La Biblia nos dice en 1 Corintios 3:12-15 que los materiales con los que edificamos nuestra vida serán probados por fuego. Ese fuego representa los desafíos y pruebas que enfrentamos. Si edificamos con oro, plata y piedras preciosas—cosas fuertes y duraderas—nuestra obra permanecerá. Pero si edificamos con madera, heno y paja—cosas fácilmente destruibles—nuestros esfuerzos serán en vano. El fundamento de nuestras vidas debe ser Cristo, pero ¿qué estamos construyendo sobre ese fundamento? ¿Estamos usando materiales que resistirán las pruebas de la vida o nos estamos preparando para fracasar?
Considera la historia de Rahab y Acán en el libro de Josué. Rahab, una mujer con un pasado, decidió esconder a los espías de Israel, y su secreto la llevó a la salvación y a formar parte del linaje de Jesús. Por otro lado, Acán escondió cosas prohibidas, y su secreto lo llevó a su caída y a la destrucción de su familia. Estas historias nos recuerdan que nuestros secretos pueden llevarnos a la vida y la bendición, o a la destrucción y la vergüenza.
Entonces, ¿qué quieres construir en tu vida? Si estás escondiendo luchas, adicciones o pecados, es momento de traerlos a la luz. Confiésalos a Dios y a un amigo de confianza que pueda apoyarte en oración. La Biblia nos anima a confesar nuestros pecados unos a otros y a orar unos por otros para que seamos sanados (Santiago 5:16). Al hacerlo, rompemos el poder del secreto y permitimos que la sanidad y restauración de Dios comiencen.
Por otro lado, si estás escondiendo cosas buenas—como tu vida de oración, actos de bondad o victorias personales—permite que sean una fuente de fortaleza y ánimo. Esos son los secretos que construyen un fundamento sólido, uno que puede resistir las pruebas de la vida. Jesús dijo que cuando oramos en secreto, nuestro Padre que ve en lo secreto nos recompensará en público (Mateo 6:6). Que tu vida secreta con Dios sea rica y llena, y observa cómo transforma tu vida pública.
Mientras reflexionas sobre tu propia vida, pregúntate: ¿Qué estoy escondiendo? ¿Es algo que llevará a la vida y a la bendición, o es algo que podría traer destrucción? Esta semana, da un paso hacia la transparencia. Comparte tus luchas con alguien de confianza y permite que oren contigo. O, si estás guardando un buen secreto, deja que sea una fuente de fuerza y ánimo en tu caminar con Dios.
Oremos juntos: Padre Celestial, gracias por la oportunidad de examinar nuestros corazones y los secretos que guardamos. Ayúdanos a sacar nuestras luchas a la luz y a construir nuestras vidas sobre un fundamento que resista las pruebas de la vida. Que nuestra vida secreta contigo sea rica y abundante, llevándonos a victorias y bendiciones públicas. En el nombre de Jesús, Amén.